Estúpida egoísta que con quince años me creía el centro del universo, que todo el mundo estaba en mi contra. Lo único que realmente estaba en mi contra era yo misma.
Sigo teniendo una relación compleja con mi madre pero con los años he aprendido a sobrevivirla y sobretodo a quererla. Seguimos discutiendo a muerte de vez en cuando y ella es la única persona en el mundo entero capaz de hacerme subir de cero a cien en milésimas de segundos; la más capacitada para ponerme de mala hostia en menos tiempo. Pero la quiero con locura.
Y estoy segura que lo sabe aunque yo nunca se lo diga. Porque yo no digo nunca te quiero a mis padres. Aunque lo sienta, aunque me queme dentro y a veces lo diga para dentro mientras les doy un beso o me quedo agarrotada cuando me dan un abrazo. Me da aqui .
Aquella mañana hace tres años, mientras yo lloraba bajito en la cama ella hacía sus maletas y llamaba a los alsas para reservar un billete.
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